Vignale, elitista carrocero turinés
Publicado en el Blog "Capota de Lona" de la Web Motor 2000
27-02-2012 | Iván Bethencourt Betancor
Daihatsu fue una de las primeras marcas japonesas que exportó modelos de su producción a occidente en la década de los 60 y el Compagno se convirtió en el modelo estrella de la exportación nipona. Fue el primer vehículo de cuatro ruedas de la compañía. Se trataba de un coche pequeño, de dos puertas, simple pero bien proporcionado para una Europa que demandaba vehículos compactos. El éxito del Campagno estuvo condicionado por dos factores determinantes: El precio y el diseño de claras influencias europeas. Daihatsu, con sed de ventas en otros mercados queriéndose diferenciar de sus competidores locales, encargó el proyecto al afamado carrocero italiano Vignale.
Alfredo Vignale, creador de la compañía que llevaba su nombre, se inició en la industria del automóvil a los 17 años como aprendiz del carrocero Farina donde aprendió el arte de las carrocerías especiales y el gusto por la exclusividad, hasta que en 1948 decide independizarse y crear su propio taller en su ciudad natal de Turín, cuna del diseño italiano de automóviles.
De sus primeras creaciones destacan las superficies lisas exentas de pasos de ruedas abultados con formas redondeados tal cual marcaba la tradición de la época, lo que influyó notablemente en el resto de constructores que veían en las realizaciones de Vignale una oportunidad para el cambio estilístico que demandaba la Europa de la postguerra que necesitaba urgentemente motorizarse.
Sus primeros trabajos como carrocero independiente se basaban en versiones coupé y spider para la marca Cisitalia, hasta que al inicio de la década de los 50 es requerido por el piloto argentino Froilán González para que le construyera una carrocería coupé a su barqueta Ferrari 166 MM, lo cual constituyó un gran éxito, hasta el punto de que muchos adinerados propietarios de Ferrari encargaron a Vignale reformas y carrocerías exclusivas con el único fin de diferenciarse al tener un modelo único y diferente ya que estos encargos tenían el carácter y compromiso de exclusividad.
Esta situación contribuyó de manera notable al crecimiento de la compañía hasta que iniciada la década de los 60 si vio en la obligación de dejar sus instalaciones la calle Cigliaro en la capital turinesa y trasladar la producción a Grugliasco, su lugar de nacimiento en 1913, al suroeste de Turín.
Sus nuevas instalaciones estaban muy próximas a la factoría Mirafiori de la todo poderosa Fiat, lo que le facilitó llegar a un acuerdo para producir series muy cortas de berlinas, spiders y cabriolets teniendo como base los chasis de los Fiat 500 y 600. Esto supuso una nueva oportunidad para que Vignale desarrollara la versión descapotable del Lancia Flavia y los Maserati México, Indy y Quattoporte de la época.
Pero no solo se limitó a trabajar para constructores italianos, su reputación y prestigio motivó a otros constructores como Cadillac, Mercedes Benz, Matra, Triumph o la propia Daihatsu a la que hicimos referencia al comienzo de este texto, a contratar sus servicios, hasta que decidió fabricar su propio modelo denominado Gamine.
El Gamine era un pequeño y estilizado descapotable basado en el chasis de un Fiat 500 y el argumento de ventas era el de disponer de un pequeño descapotable dirigido a los clientes de un alto poder adquisitivo que en sus cocheras disponían de Ferraris o Mercedes, pero que precisaban otro coche para callejear o simplemente para ir a la playa sin la necesidad de tener que recurrir a los anteriormente mencionados.
A finales de los 60 este tipo de clientes no encontraban atractivo en el Glamine, ni tenían la necesidad de encargar una carrocería exclusiva toda vez que la industria automovilística de la época ya producía coches, que sin ser exclusivos o únicos, sí saciaban la necesidad de un coche diferente. Esta situación llevó a Alfredo Vignale a vender su compañía en noviembre de 1969 al fabricante De Tomaso quien utilizó dichas instalaciones para fabricar el deportivo Pantera. Tras la venta de su empresa, Alfredo compró un Maserati para su uso personal y a los tres días de vender dicha empresa, el 16 de noviembre de 1969, con tan solo 56 años, sufrió con su recién estrenado deportivo, un accidente que le costó la vida.
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