En 1990 se me ocurrió la feliz idea de comprar un Renault 5 Copa Turbo con motor Alpine, (los entendidos saben que no es lo mismo que un GT Turbo) accidentado y arrimado en las instalaciones de Renault Vehículos Industriales, justo dónde hoy está Hyundai y Autobuses Moreno en la subida a Tafira antes de la Tropical.
Me lo llevé a Fuerteventura y allí Juan José de la Cruz, un joven chapista y mejor piloto de rallyes de tierra de la época, me lo arregló y preparó para correr en el II Rallyesprint Puerto del Rosario. Mi amigo Mario Melián, que en aquella época era el hombre de confianza de Juan Armas Canarias, me vendió un juego de gomas Kelly que parecían más propias de un tractor que para lo que yo pretendía hacer. Al mismo tiempo me presentó a su cuñada Hilda Betancor para que oficiase de copiloto conmigo.
En la primera pasada y llegando a la meta próxima a Tesjuate, dimos varias vueltas de campana y caímos a un pequeño barranquillo inundado de aguas fecales. Los aficionados nos volvieron a la carretera y logramos alcanzar la meta. Cuando íbamos camino del parque cerrado el coche se detuvo y se negó a arrancar. Domingo, el propietario de Grúas Brújula en Puerto del Rosario me amarro una soga al enganche del parachoques y me llevó desde El Matorral hasta Las Escuevas de Puerto del Rosario donde estaba el Parque Cerrado. Automáticamente y según el reglamento, yo quedaba excluido por dicha acción, pero quienes vieron aquello no dijeron nada de nada, pero tuve la mala suerte de que Gregorio Medina, un oficial de la Federación, me viera y me advirtiera de que estaba descalificado. Antes de entrar en el Parque Cerrado desenganchamos el coche de la grúa y lo empujamos entre Hilda y yo. Apenado me fui a contarle lo sucedido a Miguel Ángel Guerra, presidente de mi escudería Maxo Sport y me dijo: - “Tu tranquilo que a mi Gregorio no me ha dicho nada.”
Y así fue como logré acabar en el “Farolillo Rojo” de la clasificación (frase esta que utilizó Juan José Alonso Prieto en el periódico La Provincia, para contar lo sucedido a Hilda y a mi) Gracias a Gregorio, en mi oficina luzco el único trofeo que he alcanzado en mi vida deportiva. Mi vida deportiva empezó y acabó en ese Rallysprint…
Pinchando sobre este texto, puedes ver el video del accidente al que hace Iván referencia en esta entrada.
Me lo llevé a Fuerteventura y allí Juan José de la Cruz, un joven chapista y mejor piloto de rallyes de tierra de la época, me lo arregló y preparó para correr en el II Rallyesprint Puerto del Rosario. Mi amigo Mario Melián, que en aquella época era el hombre de confianza de Juan Armas Canarias, me vendió un juego de gomas Kelly que parecían más propias de un tractor que para lo que yo pretendía hacer. Al mismo tiempo me presentó a su cuñada Hilda Betancor para que oficiase de copiloto conmigo.
En la primera pasada y llegando a la meta próxima a Tesjuate, dimos varias vueltas de campana y caímos a un pequeño barranquillo inundado de aguas fecales. Los aficionados nos volvieron a la carretera y logramos alcanzar la meta. Cuando íbamos camino del parque cerrado el coche se detuvo y se negó a arrancar. Domingo, el propietario de Grúas Brújula en Puerto del Rosario me amarro una soga al enganche del parachoques y me llevó desde El Matorral hasta Las Escuevas de Puerto del Rosario donde estaba el Parque Cerrado. Automáticamente y según el reglamento, yo quedaba excluido por dicha acción, pero quienes vieron aquello no dijeron nada de nada, pero tuve la mala suerte de que Gregorio Medina, un oficial de la Federación, me viera y me advirtiera de que estaba descalificado. Antes de entrar en el Parque Cerrado desenganchamos el coche de la grúa y lo empujamos entre Hilda y yo. Apenado me fui a contarle lo sucedido a Miguel Ángel Guerra, presidente de mi escudería Maxo Sport y me dijo: - “Tu tranquilo que a mi Gregorio no me ha dicho nada.”
Y así fue como logré acabar en el “Farolillo Rojo” de la clasificación (frase esta que utilizó Juan José Alonso Prieto en el periódico La Provincia, para contar lo sucedido a Hilda y a mi) Gracias a Gregorio, en mi oficina luzco el único trofeo que he alcanzado en mi vida deportiva. Mi vida deportiva empezó y acabó en ese Rallysprint…
Pinchando sobre este texto, puedes ver el video del accidente al que hace Iván referencia en esta entrada.
1 comentario:
Recuerdo ese rallye, si no recuerdo mal, la copiloto era mi tía y mi madre en el momento del vuelco no pensaba sino que mi abuelo (en paz descanse) la iba a matar jejeje
Qué gran época para este deporte en Canarias :)
Publicar un comentario