Cadillac Allante: “El coche de ida y vuelta”
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02-07-2010 | Iván Bethencourt Betancor
En la historia del automóvil, muy rara vez, un modelo creado para competir con otro de éxito, ha sido capaz de triunfar. Y eso se debe al error que se comete cuando se pretenden los éxitos del contrario. Sin embargo los modelos de mayor éxito han sido siempre aquellos que fueron creados sin tener en mente a otro ya existente.
De todos es sabido que Cadillac es en EE.UU., lo que Mercedes Benz es en Europa; o lo que es lo mismo: la marca de lujo de aquellas latitudes. Pero si Mercedes Benz triunfa en Norteamérica, no sucede lo mismo con Cadillac en Europa por más que se empeñen sus ejecutivos y sus responsables de marketing.
Una prueba de ello fue el fracaso que supuso el Cadillac Allante. Un modelo que es recordado como el “coche de ida y vuelta”. Detroit-Turín-Detroit; ese era el trayecto que recorría cada uno de los Cadillac Allante fabricados, antes de que un cliente lo adquiriera. La competencia, los distribuidores, la prensa especializada e incluso los clientes, quedaron sorprendidos más de la forma de fabricar este modelo, que del modelo en sí.
En 1987 Cadillac, harta de ver llegar a suelo norteamericano innumerables unidades del Mercedes Benz SL, presentó su modelo Allante como máximo exponente de lujo, técnica y deportividad. El objetivo de desbancar al modelo alemán era difícil, pero para ello, Cadillac contó con la colaboración del carrocero italiano Pininfarina, en la confianza de que las realizaciones de este, gozaban de un gran prestigio a nivel internacional.
Inicialmente, en Detroit, se embalaban muchas de las piezas que componían uno de estos modelos y se metían en grandes cajas que se enviaban directamente a Turín en un Jumbo de la Compañía Aérea Lufthansa. Una vez recibidas las cajas en los talleres del carrocero Pininfarina, las piezas se componían con la tradición y el estilo italiano. Al acabar cada una de estas carrocerías, era enviada, de nuevo, de la misma forma en que habían llegado al Viejo Continente, para finalmente, en su retorno a EE.UU. instalar el motor V8 de 4.087 cc y 172 CV.
El diseño del Allante era tremendamente anguloso, todo lo contrario al del SL de aquella época, que conjugaba las tradicionales líneas rectas de la marca, con el nuevo estilo suave y aerodinámico que se impuso en aquella década (Audi 100, BMW Serie 5, etc.)
El Cadillac Allante era un cabrio con hard-top que en su proceso de fabricación, podríamos decir que recorría una cadena de montaje de 20.000 Km, que era la distancia que separaban las dos factorías donde se ensamblaban, lo que encarecía de manera considerable, a este modelo. Su precio era 20.000 dólares más caro que el mítico deportivo por excelencia norteamericano, el Chevrolet Corvette. Fue así como se convirtió en el coche más caro del momento.
En el año de su lanzamiento se vendieron 1.651 unidades de las 4.000 previstas para este modelo. En el segundo año de comercialización, se estimaban unas ventas de 7.000 unidades, pero tan solo se vendieron 2.569. Todo ello contribuyó al desprestigio de la marca y aunque ésta superó la situación provocada por este modelo, la prensa nacional lo consideró como el “fracaso del año”. Aún así, se mantuvo la producción hasta 1993 una vez alcanzadas las 21.000 unidades fabricadas. Curiosamente hoy, el Allante es uno de los modelos más buscados por los coleccionistas de EE.UU. donde existen infinidad de clubes dedicados a este modelo.
En Canarias tuvimos varias unidades de este modelo, que me consta, estuvieron algún tiempo en las exposiciones de la marca.
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