jueves, 23 de octubre de 2008

Medardo Pérez me bautizó.


Durante los entrenamientos del IX Rallye de El Corte Inglés en junio de 1985, acompañé a Santi Álvarez y su equipo, una noche, a reconocer el rutómetro de dicho rallye y de paso ver evolucionar al recién adquirido Renault 5 Tour de Corse. Para Medardo Pérez, y según me comentaría años más tarde, él mismo, cuando le hice una entrevista para Motor 2000, aquella se convirtió en su peor temporada, ya que de los 6 rallyes en los que participó, copilotado por Juan José Alonso Prieto, con el mítico Renault 5 Turbo 2, de matricula GC-0005-T, jamás acabó ninguno. Cuatro de los abandonos, según me contó Juan José Alonso Prieto, fueron por problemas de temperatura debido a una culata defectuosa, mientras que las otras dos retiradas se debieron a un llantazo y a un incendio del motor, esto último, en Era del Cardón.
Volviendo al caso que nos ocupa, en un momento determinado, justo cuando habíamos parado en el tramo de la Era del Cardón, Medardo dijo:
- “Bien, ¿quién se atreve a hacer este tramo conmigo?”
Antes de que Medardo acabara la frase, yo me había instalado ya en el asiento del copiloto. Cuando Medardo se subió al coche y me vio intentando colocarme los cinturones de seguridad, me dijo:
- “Tu eres más rápido que yo…”
Recuerdo que las imágenes se sucedían en el parabrisas como si de diapositivas se tratase. La genialidad en el dominio de la máquina, que dirían los italianos; el movimiento de las manos y los pies, eran verdaderamente asombroso para alguien como yo que se montaba por vez primera en un coche de carreras.
Y así fue como se llevó a cabo mi bautismo automovilístico.

Diseño de automóviles; una ilusión, una afición, una pasión.


Conservo dibujos desde que tenía menos de un año de edad. También es verdad que esto es debido a lo que veía en mi casa y como todos los niños, imitaba lo que hacía mi Padre. Pero lo que no tiene explicación es mi pasión por el automóvil ya que en mi casa ni mi Madre ni mi Padre tenían coche ni carnet de conducir. Al margen de las cuestiones económicas, mi Padre era una persona a la que nada le decían los coches. Y yo dibujando todo el día coches, guaguas, camiones… hasta que en 1979 hice mi primera exposición de diseños de automóviles en el Círculo Mercantil de la capital Gran Canaria. Años más tarde, a mediados de los 80, mi buen amigo de la juventud Antonio Aguilar, que por aquellos días era el responsable de cultura de la Casa de Andalucía, en esta ciudad, me invitó a hacer mi segunda exposición. 1991 fue el año en el que mi MAESTRO, Juan José Alonso Prieto, me invitó, junto a mis compañeros fotógrafos Orlando Yanez, Micael Löfgren y José Manuel Nuez, a formar parte de una exposición de los trabajos de la revista Motor 2000, con motivo de su primer aniversario y que tuvo lugar en el Casino Gran Canaria, ubicado en el Hotel Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria. Cinco años más tarde y en un avión de Madrid a Gran Canaria, mi también buen amigo Alejandro Rodríguez, que por aquellas fechas estaba integrado en Femepa (Federación Empresas del Metal de Las Palmas) me propuso hacer una nueva exposición con motivo de una feria de automóviles en el recinto ferial de nuestra ciudad (Infecar). Alejandro me cedió un stand, completamente gratis, para exponer mi obra y durante dicha feria me di a conocer en mi faceta de aficionado al diseño, algo que desde entonces tengo completamente abandonado en lo que es la práctica, pero prometo intentarlo en un periodo de tiempo no muy lejano, sobre todo después de los consejos que he adquirido con mi gran amigo y excelente diseñador Eduardo Ramírez Cárcamo, padre del Audi A6 All Road, Audi A4, Opel Zafira, restyling del actual Opel Vectra y del nuevo Opel Insignia entre otros muchos diseños de coches que usted puede conducir.

jueves, 9 de octubre de 2008

Barreiros, de Gundiás a Las Palmas de Gran Canaria


De niño recuerdo haber acompañado a mi Abuelo Rafael al local de los Barreiros para afilar algunos cuchillos y tijeras de la casa, porque según decía, eran los mejores. Recuerdo, también, que solía hablar amigablemente con aquellos hombres que siempre estaban tan atareados en aquello de afilar. Y recientemente, me he enterado por mi Madre, que los Barreiros fueron vecinos suyos en la calle León y Castillo entre la Plaza de La Feria y la calle Aguadulce y de ahí que mi Abuelo los conociera. Una anécdota más de la vecindad y de la infancia, hasta que compré la biografía de Eduardo Barreiros, titulada “Barreiros el Motor de España”, escrita por Hugh Thomas y editada por Planeta. En la lectura de esta biografía descubro que Manuel Barreiros, tío de Eduardo Barreiros, recomendó a su hermano Eduardo y padre del protagonista de la biografía, que se trasladase hasta esta ciudad ya que las posibilidades económicas y empresariales eran mejores en aquel momento, en comparación a la situación que se vivía en su Guindás natal (Orense). Al cabo de un tiempo Eduardo trajo a su familia a vivir aquí, con lo que queda claro que Eduardo Barreiros vivió cerca de dos años en Las Palmas de Gran Canaria. Tras la lectura de esta apasionante biografía he llegado a la conclusión que fue aquí dónde nació el amor y la pasión por el automóvil en Eduardo Barreiros, y si quieren saber el por qué, les recomiendo la lectura de esta biografía.

Con mi libro bajo el brazo, me fui hasta el barrio de Vegueta junto a lo que antaño fue el cauce del Guiniguada para tratar de hablar con los señores Barreiros y comprobar si eran ellos los familiares o descendientes de Manuel Barreiros. Sorpresa, los Barreiros han dejado aquel local que durante décadas se convirtió en la catedral de los afiladores de esta ciudad. En el local de al lado, una joyería, me dijeron que se habían mudado al barrio de Las Alcaravaneras y ese mismo día traté de localizarlos. Encontré un local cerrado en una antigua casa que por su aspecto parecía haberme transportado a la época de Manuel Barreiros que a la que me tocaba vivir. Un cartel indicaba que solo abrían por las tardes y un teléfono móvil en dicho cartel me permitió quedar con Luís Barreiros en la tarde del día siguiente. Luís es de mi generación, nació a principios de los años sesenta y se muestra sorprendido con el libro. Me pide ojearlo y en las fotos llega a conocer a algunos de los hermanos de Eduardo Barreiros ya que éste parece ser mantuvo algún contacto con su padre que al fin y al cabo era primo hermano del industrial Eduardo Barreiros. Viendo las fotos nos dice que muchos de ellos se parecen a su abuelo. Luís toma nota del libro para hacerse con un ejemplar y me confiesa que ha buscado en Internet muchas cosas relacionadas con su otra familia. Sabe de la existencia de la Fundación Barreiros pero no tiene contacto con ninguno de ellos. Me enseñó el taller y mostró las herramientas que utilizaba su abuelo hace casi 100 años y que el, hoy, sigue utilizando. Me confiesa que mantiene el negocio por nostalgia y admiración a los suyos y que abre solo por las tardes porque él trabaja en el departamento de recambios de Mercedes-Benz en Flick Canarias. La vida de los Barreiros de Galicia y de Las Palmas de Gran Canaria tienen algunas similitudes como la de haber sido empresarios de guaguas ya que el abuelo de Luís tuvo en esta ciudad varias guaguas de las que antaño fueron precursoras de la actual empresa municipal Guaguas Municipales, S.A. Mi querido amigo Luís Cabrera, Director de Planificación e Infraestructuras de dicha empresa y autor del libro “Guaguas, historia de una ciudad”, me confirmó días después este hecho. Luís Barreiros ha quedado en facilitarme alguna foto de la familia y de los locales dónde ésta desarrollaba su actividad, pero ha pasado un mes desde entonces y sinceramente, dudo mucho de que esto suceda. Si así fuera, ilustraré este artículo y quien sabe, tal vez haríamos algo más extenso. Mientras adjunto una foto que he tomado con mi teléfono móvil del actual establecimiento de los Barreiros de Las Palmas de Gran Canaria.